Agua, toboganes de todos los tamaños, discotecas es lo que encontré aquél día en Aqua Park. Uncentro de espacimiento en el que disfruté del agua y la variendad de comida que se podía saborear. Aunque, por defecto, ese día en Chosica se sintió la garúa, a pesar de ser uno de los lugares que más irradia el sol y más aun siendo verano. El clima no nos favoreció.
Inesperada noche de juerga. Después de tiempo compañeros desde la infancia nos reunimos para la celebración del cumpmpleaños de un amigo muy querido, aunque muchas cosas no fueron bien organizadas: Las luces se remplazó por un papel crepe color azul que fue colocado en el fluorescente; frases en cartulina colgadas en la pared como: “Welcome the sex party”, “Pizza a solo…”, estas frases ocurrentes divirtieron la fiesta. No faltaba la comida en el que se podía saborear pizza ‘hecha por nosotras: Jessica y Rosa’.
¿Haciendo trabajo? Después de un debate de ideas en casa de la mejor alumna de la Universidad San Martín de Porres, Angie Camones, decidimos pasear por Miraflores. Era invierno, el frío se hacía intenso mientras caminábamos observando el mar una persona ‘ciega’ a punto de caer a una fuente de agua intercede en nuestro camino y nosotros asustados acudimos a impedir una desgracia. Luego, nos dio las gracias y pidió insistentemente y poco agradable que le guiemos a Larco Mar, pues cogió el brazo de una amiga y se la llevaba contra su voluntad. De héroes pasamos a ser víctimas. Él muy sonriente se quito los lentes y dijo: “Es una cámara oculta”.
Un día para no olvidar. Cuzco, ciudad imperial, fue escenario de aventuras que el tiempo jamás podrá borrar, tiempo en el que se quedará grabado en la memoria de la promoción 2005 del colegio San Rafael. Divertidos momentos en aquel tren camino a Machu Picchu solíamos platicar, bailar, gritar, tomar fotos y comer. A la llegada esperada bajamos del tren y tuvimos que caminar y combatir con el clima, pese a que nos agitábamos. Poco a poco pudimos ver la ciudadela, un lugar que no es suficiente explicarlo con palabras, pues haría falta. Desafortunadamente aquellas fotos las extravié o simplemente nunca las tomé por la emoción que me embargaba.
¿Alguna vez te he dicho que te amo? Siempre. A pesar de conocernos de toda la vida, 3 años sumergidos en el amor no es suficiente para decirnos cuánto es que crece nuestro amor y cuánto es que se fortalece. Nos falta mucho por aprender, por eso y queremos hacerlo cogidos de las manos, a pesar de momentos críticos.
Sweet eighteen. Una noche en el que Antonio, mi enamorado, cumplía sus dulces 18 años y en el que yo pude acompañarlo en aquella fiesta, aunque no necesariamente fui su pareja de baile (eso me apenó, pero ni modo) pude ver lo feliz que estaba y también lo estuve yo. Fue inolvidable, ojala se cumpliese 18 cada año.
domingo, 10 de agosto de 2008
Dulce Compañia
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