Reportaje

HECHO EN PERÚ
El primer museo del pisco
La jubilación del Señor Pedro Lariena ha hecho que nuestro producto bandera sea mostrada con una interesante colección de reliquias.

En un estrecho pasaje jirón Lima ubicado en el distrito turístico de Pachacamac se construye de a poco un museo en el que se puede apreciar por el momento un salón que guarda un amplio repertorio de vestigios, instrumentos que ilustran la trayectoria de nuestra bebida bandera, pero a su vez guarda un recorrido que afectó negativamente al dueño Pedro Lariena.

“Hace ocho años me dedico a recaudar los barriles, las ruedas, carretas y tinajes, mientras caminaba por la chacras. Compré este terreno y construí por ahora solo este salón que le rinde culto al pisco, pero mi meta es terminar como un museo cultural”, dice el propietario.

El 10 de junio del 2008 esta casona fue inaugurada como el primer museo del Pisco como una iniciativa de Victor Raúl Barriga, subgerente de turismo de Pachacamac. Todo era color de rosa hasta pocos días después de su apertura, pues Pedro Lariena vivió un fraude.

Durante la campaña electoral del distrito de Pachacamac, el alcalde prometió ayudarlo proponiéndole incluir el museo en el circuito turístico que la Municipalidad brindaba a los visitantes y que recibiría ganancias. Esto nunca pasó, pues Pedro Lariena no recibió nada a cambio.

“La Municipalidad me ofreció ayuda y yo por el momento acepté porque sabía que esto me favorecería y muchos conocerían lo que con mi esfuerzo he logrado durante estos años de vejez”, comentó Lariena.

Decidió alejarse de la política de su distrito y continuar de a poco a poco, con el sudor de su frente mantener el amplio terreno, con techos desgastados, baños en mal estado, que le sirve también como hogar.“No es suficiente lo que estoy haciendo, pero trabajando con esfuerzo haré de esto un Museo Cultural”.

Por las rutas del pisco

Dos amplios ambientes conforman el museo. El recorrido empieza en un salón arcaico, donde se observa una colección de reliquias como vasijas de diversos tamaños, jarros, cántaros de base plana y, a un lado, un burro y sobre él un cóndor disecado. Destaca también los inmensos barriles de madera añeja colocados en fila, de los que sobresalen caños por donde se vertía licor.

El segundo ambiente es un amplio huerto, que servirá como un centro de esparcimiento para que familias y niños se diviertan. “Aún me falta terminar esta parte, pero más adelante esto también será visitada por turistas”, expresó Lariena.